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Antecedentes de Rusia Vs Ucrania en Eurovisión y el boicot de 2022

Estos días el mundo está pendiente de la injustificada y criminal invasión rusa de Ucrania. La Unión Europea de Radiodifusión (EBU-UER) ha comunicado que descalifica a Rusia del Festival de la Canción de Eurovisión de 2022 (aunque en un principio había titubeado). Esta noticia ha sido bien acogida por los seguidores del festival aunque, en las redes sociales, estamos viendo algunos comentarios irónicos como "estas son las decisiones de la UE para acabar con la guerra". En primer lugar, aclarar que la UE no tiene nada que ver con Eurovisión (la UER ni pertenece a, ni depende de la UE), y que las decisiones de eventos deportivos y culturales dependen de otras instituciones.

En 2005, miles de jóvenes ucranianos siguieron el festival desde la Plaza de la Independencia de Kiev,
escenario de la Revolución Naranja


Evidentemente estas medidas no van a acabar con la guerra, pero es todo lo que estas instituciones pueden hacer. En caso de la UER, dejar sin participar a una televisión pública que cada año invierte miles de rublos en enviar a exitosos cantantes y productores al festival. No son incompatibles las medidas culturales y simbólicas con otro tipo de medidas que son competencia de otras instituciones.

No obstante, la política internacional de Rusia y su conflicto con Ucrania y otros países, ha estado presente en el festival en los últimos años. La política se refleja, al menos es un faceta más social y cultural, en todo, y también en Eurovisión, aunque no en estrictamente en los resultados y "los votos", como dicta el manido chascarrillo popular. 

Los países situados más allá del Telón de acero nunca participaron en el festival, aunque sí lo emitían. Tan sólo Yugoslavia, situada es esa Tercera vía, formó parte del evento desde los 60 hasta su desintegración (y, a diferencia de algunas democracias, no boicoteó el festival de 1969 cuando se celebró en España). Una vez se derrumbó el telón, se fueron incorporando los países de la antigua URSS y sus satélites, especialmente a partir de 1994, cuando debutaron Rusia, Estonia, Lituania, Hungría, Polonia y Eslovaquia. En 2001 un país del Este ganó por primera vez el festival (Estonia). Durante esos primeros diez años todo trascurrió con normalidad, hasta que la Revolución Naranja acontecida en 2004 en Ucrania (año en el que había ganado el festival por sobrados méritos) irrumpió en el concurso. Al año siguiente, el público ucraniano eligió una canción que hacía referencia directa a este hecho político, interpretada por un grupo, GreenJolly, que se había posicionado con sus temas a favor de ésta. No obstante, tuvo que cambiar la letra de la canción (no puede haber referencias directas a política en los temas del festival). La puesta escena (cantando en casa, además) incluía dos bailarines que rompían sus cadenas al final de la actuación, mientras se oían frases en distintos idiomas, entre ellos el español ("si estamos juntos, somos invencibles"). Ese año miles de ucranianos siguieron el festival desde la plaza de la Independencia, la misma que hoy vemos vacía, evacuada entre sonidos de bombas. El mismo Yúschenko entregó el trofeo a la ganadora, Grecia. 


Uno de los himnos de la Revolución Naranja representó a Ucrania en Eurovisión, con la letra debidamente adaptada





Verka Serduchka incluía un mensaje subliminal 
contra Rusia en su actuación



La cosa pasó a un siguiente nivel en 2007. Ese año Ucrania llevó al festival a un actor, humoristas y cantante llamado Andriy Daniko, cuyo alter ego es Verka Serduchka, personaje muy popular en el país. Su canción, tan alegre como hortera y bailable, se titulaba "Dancing!" e incluía una extraña frase "Lasha Tumbai", que repetía en la estrofa. Supuestamente era una frase en idioma mongol que significaba algo así como bate la manteca. Sin embargo, la forma de pronunciarla producía el sonido "Russia Goodbye", mensaje subliminal que llevó al festival (claramente se aprecia la intención de decir Adiós Rusia en su actuación). 

Precisamente en 2008 Rusia consiguió su ansiada y única victoria en el festival, y acogió la edición de 2009 en Moscú, año en el que Ucrania participó sin problema. Eso sí, desplegando su bandera durante la puesta en escena (aunque sin ninguna referencia a Rusia ni a política, pero sí a la Crisis económica de 2008). No obstante ese año la disidencia vino de Georgia. Eligieron al grupo Stephane and 3G en una gala nacional, con el tema "We don't wanna put in". No hay que ser muy avispado para pillar el título de la canción, clara alusión al líder ruso, y la referencia implícita a la Guerra de Osetia del Sur. La canción iba acompañada de un satírico videoclip que en España vimos en aquella cadena musical llamada "SOL Música". Esta referencia era tan evidente que la UER decidió descalificarla, y Georgia optó por no mandar ningún otro tema. 

Las aguas volvieron a su cauce y durante varios años no hubo más alusiones por parte de países en relación a Rusia, la cual además cosechó muy buenas posiciones, esforzándose cada año en contar con competentes compositores, productores y escenógrafos, utilizando el festival, cómo no, para dar la mejor imagen de si misma. No faltaron las canciones rusas con mensajes de paz y unidad (con cierta hipocresía), especialmente la representante de 2015, Polina Gagarina, quien artificiosamente emocionada, interpretó "A million voices" y estuvo a punto de ganar. Eso sí, en marzo de 2022 participó en el multitudinario baño de masas con Putin en el Estadio Olímpico de Moscú para celebrar la toma de Crimea y defender la invasión de Ucrania. Poderoso caballero es Don Dinero.

La cosa se complicó en 2016. La ganadora de la edición fue Ucrania, que conseguía su segunda victoria, y lo hacía con una canción que narraba un hecho histórico, la deportación de tártaros de Crimea por parte de Stalin en la sublime canción "1944". Se insistió en que era una canción no contra Rusia sino en alusión a  un acontecimiento pasado relacionado con la URSS que además había afectado directamente a la familia de la intérprete, Jamala, una de las cantantes más populares del país. Aunque la letra y videoclip eran muy elocuentes, es cierto que se puede y se quería relacionar con el presente, poco después de la anexión de Crimea. La victoria tuvo significado político para muchos ucranianos porque, casualidad, venció en la última votación precisamente a Rusia, que era la gran favorita para llevarse el festival ese año. 




Sobra decir que, al año siguiente, Rusia decidió no participar en el festival de Kiev

Alina Pash, descalificada en 2022
tras se designada 
La situación se calmó de nuevo en 2018 para volver a las andadas en 2019. Ese año la final televisada
de Ucrania para el festival eligió a la artista Maruv y la canción "Siren Song", una propuesta muy potente que ya se vía como posible luchadora por los primeros puestos. Sin embargo la gala no trascurrió con normalidad. Jamala, la ucraniana ganadora de 2016, formaba parte del jurado y no tuvo reparos en preguntarle a Maruv: "Si llegas al festival y un periodista te dice, hola, bienvenida a Israel. ¿Crees que Crimea es Ucrania?, qué le dirías" a lo que la artista respondió "por supuesto que si", con una cara de circunstancia que no se puede describir. El motivo de esta pregunta se hallaba en el hecho de que Maruv había estado en Crimea unos años atrás y lo había hecho pasando desde la frontera rusa, habiendo actuado además en el "país enemigo". Pese a ser elegida por el público, parece ser que la televisión ucraniana empezó a ponerle ciertas condiciones que no quiso aceptar, renunciando a su victoria. Ante la excesiva politización del asunto, la televisión pública de Ucrania decidió de manera unilateral retirarse del festival. Misma situación se ha vivido este año, 2022. La cantante elegida por Ucrania fue Alina Pash (con un buenísimo tema), pero fue descalificada poco después por la propia televisión por haber pasado a Crimea desde Rusia. En este caso fue sustituida por otro grupo que, de momento, concursará en mayo en Turín.

Ahora, este 
Manizah (Rusia 2021) y otros cantantes rusos
de Eurovisión, se han posicionado contra
la invasión
conflicto entra de nuevo en el festival y la UER
decide descalificar a Rusia del festival. Al principio anunció que no tomaría medidas para no contaminar de política el festival, entendido como un foro donde deben de participar diferentes países dejando a un lado toda rencilla política y sólo a favor de la música, la cultura y el arte. No obstante, ante la gravedad de los hechos y el boicot de otros organismo deportivos y empresariales a Rusia, y la amenaza de algunos países muy eurovisivos como Finlandia, Dinamarca o Estonia de retirarse, la UER ha tomado la decisión definitiva. 

Esto no acabará con la guerra. Sin duda, muchos rusos, especialmente jóvenes y tolerantes, desearían más que nadie ver a su país compitiendo en el festival y midiéndose contra Alemania, España, Italia o Reino Unido en el campo estrictamente del entretenimiento, como llevan haciendo tantos años. Pero es un hecho simbólico que es todo lo que la UER puede llegar a hacer. 

En 1974 la Revolución de los Claveles comenzó con una señal de radio. Ésta fue la canción que unos días atrás había representado a Portugal en el Festival de Eurovisión. No tenía ningún mensaje político, pero era la canción. Ese tema no fue el que hizo a la revolución triunfar, pero quedó para siempre como testimonio de que cualquier acción por pequeña que sea, cuenta, al menos en la medida de las posibilidades de cada uno. 

Esperemos desde aquí que este conflicto se resuelva pronto, con las medidas que sean necesarias y que no me corresponde a mi, ni aquí, enunciar. Y, sobre todo, que disfrutemos del festival de Eurovisión, que ha puesto y sigue poniendo alegría en muchos hogares a pesar de malos tiempos.




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