El Museo del Prado es, con toda seguridad, una de las mejores pinacotecas del mundo. La colección de obras de arte del Prado es admirada a nivel global y recibió, en 2023, más de 3.4 millones de visitantes, lo que le convirtió en el noveno más visitado del mundo en ese año.
Pero, además de los Goya, Rubens, Velázquez, Rembrandt, Bosco, Fra Angelico o Tiziano que nos podemos encontrar en sus salas, la mayor parte de su tesoro está "oculto". El depósito del museo del Prado alberga miles de obras de arte que forman parte de su inventario, y que aguardan su momento para participar en préstamos a otros museos o exposiciones temporales. Además, muchos de los fondos del Prado no se encuentran en Madrid, sino que se distribuyen en museos y edificios de uso político en todas las comunidades autónomas españolas y una buena parte en embajadas de Europa, África y América. Es lo que se denomina el Prado disperso.
Aunque el trastero del prado sea un elemento vivo, y muchas de sus obras salgan de vez en cuando del depósito para ver la luz, lo cierto es que no podemos de dejar que la idea de un segundo o tercer Prado ronde por nuestra cabeza.
En 2012 la pequeña ciudad de Lens (poco más de 30.000 habitantes), al norte de Francia, vio abrir las puertas del Museo Louvre-Lens, una sucursal del famoso Museo del Louvre que buscó descentralizar parte de sus fondos menos conocidos en una de las viejas zonas industriales del país galo. A juzgar por el volumen de visitantes, la idea fue un éxito. En los primeros diez años de vida del museo (2012-2022), 5 millones de personas pasaron por sus instalaciones. a pesar de la increíble capacidad de absorción de visitantes de la sede parisina (8 millones anuales).
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Museo Louvre en la ciudad minera de Lens (32.000 habitantes) |
La idea de llevar el Louvre a una zona caracterizada por el declive de la industria minera se inspiró en el efecto Guggenhein, conscientes de que el museo bilbaíno contribuyó decisivamente a cambiar la economía de la zona al sector servicios. No obstante, el principal reclamo de la sede de Lens no fue tanto su edificio, como en el caso de Bilbao, sino en su continente, obras del Louvre. No erramos si decimos que, en la mayoría de casos, el Guggenheim atrae más por su espectacular arquitectura que por las obras expuestas (no se vea aquí duda sobre la calidad de las mismas). Sin embargo en Lens el edificio es un contenedor más, moderno, minimalista, llamativo, pero no especialmente espectacular (sin aprovechar, por tanto, el patrimonio industrial de la zona).
"La libertad guiando al pueblo", de Delacroix, en Lens |
¿Y si se hiciese lo mismo en España con las obras del Prado? ¿Por qué realizar una colección secundaria con 40 ó 50 obras de sus fondos? ¿O incluso una colección que pudiera variar cada cierto tiempo sus fondos? Teniendo en cuenta que El Prado posee 27.000 piezas de arte entre cuadros (8.000), dibujos, tapices, esculturas, bocetos, fotografías, armas, utensilios... un puñado de obras no sería un gran esfuerzo (parte de esa colección, como decíamos, ya se encuentra dispersa en otras colecciones).
Ya puestos, toca barrer para casa. ¿Qué impacto tendría en lugares sometidos a reconversión industrial la llegada de una colección del Prado? ¿Si las naves abandonadas en el casco urbano de Langreo, Asturias, acogiesen una sucursal del Museo del Prado? Además de los puestos de trabajo (historiadores del arte, guías, administrativos, gestores...), recuperación de patrimonio industrial, revulsivo para la zona y efecto Guggenheim.
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Nave de acería abandonada en Langreo (Asturias) |
Aunque buena parte de las obras del Prado ya se encuentran descentralizadas, la idea de llevar "el Prado" a un ex enclave industrial, con buenas comunicaciones, datado ya de servicios que puedan asumir el efecto de la operación, resulta irresistible.
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Buena parte del patrimonio industrial es, por las características amplias y diáfanas de sus estructuras, lugares expositivos apropiados |
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