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La presa Llerín

Hay una máxima que nadie puede negar. El mayor de los problemas que ha generado la actividad industrial es la contaminación. Contaminar es, básicamente, deshacerse de lo que no sirve en el proceso industrializador. Por tanto si esos residuos se reutilizasen, no existiría la contaminación ¿verdad?

Sea así o no, la industria ha degradado el aire, destruido pequeños ecosistemas, inundado ríos y mares de basura, etc. Nos remitimos en esta entrada a lo que en su momento fue una medida de saneamiento y que hoy nos horrorizaría. En 1973 la empresa nacional hullera, Hunosa, optó por construir una presa de lodos no muy lejos de la zona urbana de Langreo para tratar de descontaminar el degradado río Candín (afluente del Nalón) cuyas aguas estaban tan contaminadas que, según comentaba del paisanaje de la zona, llegaba a provocar llamaradas si se acercaba una cerrilla.

Para ello Hunosa construyó un enorme tubo que comunicó el Lavadero Candín con un pequeño vallejo por el que discurre el denominado Regueru Llerín. Para ello se realizó una enorme pared a base de diferentes materiales ocultos por unas enormes rocas, un aspecto que distaba mucho, obviamente, de las presas comunes de aguas. En este enorme tanque situado en el entorno natural de La Felguera se fueron arrojando los lodos procedentes del lavado de carbón en el Grupo Candín. Las rudimentarias carreteras que llevan a la zona pudieron servir a los camiones que construyeron la presa o para que desescombrasen más materiales del lavadero.

Vallejo del Regueru Llerín con la presa de lodos de HUNOSA


En este embalse, un tanto fantasmagórico, se añadió un detalle bastante pintoresco; una pequeña cabaña con embarcadero y hasta una barca, más propio de algún cuadro dantesco que de alguna necesidad real de ocio.

El lavadero del Grupo Candín cerró en 1996 y hoy en día los lodos de la Presa de Llerín se han solidificado y en ellos ha crecido incluso vegetación. En su interior hay un total de 1 millón de metros cúbicos de lodos almacenados. Es un lugar de paso habitual para senderistas ya que numerosas rutas llegan a la zona y además la bordean. De hecho es posible circular sin problema por el muro de contención (e incluso pisar los lodos). En la parte inferior de la presa, en la esquina izquierda, se encuentra la fuente del Regueru Llerín, de la que emana un agua potable que por el momento no nos consta que haya causado alguna desgracia...

La presa desde el aire, ya casi camuflada en el paisaje 


Hace algunos años Hunosa lanzó la idea de la descontaminación de la zona y de la construcción de un área recreativa con dos intenciones: la de la recuperación de un lugar degradado y la de preservar su historia reciente vinculada a los clausurados pozos del Candín. Este proyecto por el momento se encuentra parado y lleva años sin hablarse de él después de aparecer en el Boletín Oficial del Principado en 2003, detallando las medidas a adoptar y asumiendo el interés tanto ambiental como cultural del mismo. Para ello sería necesario la instalación de una planta de secado que extrajese esos materiales (en caso de que se quisiera extraer el lodo, lo cual también destruiría en parte el contexto de la presa).


En estos años ya han sido recuperadas algunos entornos naturales dañados en la zona, especialmente minas a cielo abierto como La Matona o La Braña, donde además la existencia de agua embalsada por estas explotaciones ha formado lagos que contribuyen a hacer más atractivo el territorio. La recuperación de Llerín se antoja apetecible pero quizás incluso más complicada aunque se trate de un espacio más pequeño.

Escombrera de carbón reutilizada en Langreo

Lo que está claro es que su recuperación como entorno natural y como pieza, porqué no, de patrimonio industrial (como elemento arqueológico de alteración del paisaje por la actividad industrial) es necesaria y urgente.



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